Por: Katrín Björk
La trucha del Ártico es un pez de agua fría de la familia del salmón con un perfil de sabor intermedio entre el salmón y la trucha de lago.
La piel del salvelino es fácil de crujir, así que si consigues un trozo con piel, no lo tires, utilízalo como guarnición para el tartar o cualquier otro plato de pescado que estés cocinando.
Rinde para 4 raciones. Ideal como aperitivo o como plato principal
Ingredientes:
285 g de trucha del ártico o salmón
⅓ pepino
1 cucharada de menta fresca picada
1 cucharada de cebollino picado
½ cucharada de aceite de oliva
½ cucharada de vinagre
½ limón pequeño, zumo y cáscara
Sal y pimienta
¼ de bulbo de hinojo pequeño
½ taza (120 ml) de aceite para freír
Varias ramitas de eneldo
Elaboración:
Retira la piel, limpia y desvena el pescado. Coloca el pescado en el congelador durante unos 20 minutos para que sea más fácil de cortar. A continuación, corta el pescado refrigerado en cubos de 3 mm.
Elimina la piel y corta el pepino en dados y colocado en un bol con la trucha, la menta y el cebollino.
Bate el aceite de oliva, el vinagre, un poco de ralladura de limón y 1 cucharadita de zumo de limón, sal y pimienta al gusto. Vierte el aderezo sobre el tartar y mezcla.
Corta el hinojo en rodajas finas. Fríe la mitad en aceite caliente durante unos 10 minutos o hasta que se dore. Espolvorea el hinojo frito con sal y rocía la mitad fresca con unas gotas de zumo de limón.
Coloca una cucharada de tartar en un plato bonito, cubre con el hinojo fresco, el hinojo frito y decora con unas ramitas de eneldo.
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