La gente más talludita recordará aquella canción del verano de 1988 interpretada por el inimitable y también grosero Georgia Dann en la que, tras un estribillo donde se repetía hasta cuatro veces la palabra que da nombre al tema, sonaban estrofas como: “Yo tengo un chiringuito a orillas de la playa, lo tengo muy bonito y espero que tú vayas.
Las chicas en verano no guisan ni cocinan, se ponen como locas si prueban mi sardina». O también: “De menú del día tenemos conejo a la francesa, pechuga a la española y almejas a la inglesa».
Hoy no tendría un pase, y vaya si entonces rodó y rodó por platós de televisión, ocupó espacios en las emisoras de radio y fue banda sonora en multitud de saraos estivales, reflejando la idiosincrasia de aquella España casposa y machista, recién salida del destape y que ya recibía con los brazos y los ojos abiertos a los turistas y al toples como marcas del maná, los signos del nuevo progreso.
El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española (RAE) recoge esta voz en su edición de 1983 con dos acepciones: “un quiosco o puesto de bebidas al aire libre” y también “chorrito menudo”.
Después se añadirían al argot los popularmente llamados los chiringuitos financieros, empresas que prestan servicios de inversión de forma ilegal, o los políticos, para referirse a organismos estatales donde colocar a familiares y amigos, permitiéndoles cobrar abultados sueldos.
Pero volviendo a los chiringuitos, nada dice la RAE sobre servicio de comidas ni tampoco de su carácter costero, es decir, playero. Y es que aquella definición, sin duda, se ha quedado corta, algo desfasada. Basta echar un vistazo al litoral para entender que representan una singular alternativa de ocio veraniego maridado con gastronomía, en la que tienen cabida todas las edades, clases sociales, nacionalidades, sensibilidades políticas y sexuales, de manera desenfadada e informal, en cholas y bañador o como se quiera: un rompeolas universal.
La periodista María Jose Carmona, en un reportaje titulado ¿Quién inventó los chiringuitos?, publicado en el diario El País del 4 de agosto de 2021, los caracterizaba así: “Para muchos es el verdadero destino, la playa es solo la excusa. Ese olor a aceite y a limón, a cerveza de barril, a naranjas bañadas en sangría».
El sonido de las comandas, de las vajillas apiladas, el murmullo feliz y estereofónico de las mesas. «Las aceiteras de plástico, las frituras variadas, las manchas de vinagre en el mantel, la Comtessa de postre”.
Y considera además que el chiringuito “no es solo el lugar donde comer e hidratar las sufridas gargantas playeras, forma parte de nuestro paisaje sentimental. Una tradición convertida en fetiche turístico, el Valhalla de la clase obrera”.
El Chiringuito
Pero, ¿cuál es el origen de esta palabra? En España apareció escrita por primera vez en 1913, concretamente en Sitges (Barcelona). Fue el nombre con el que el periodista madrileño César González Ruano bautizó a un bareto de esa playa en donde solía escribir. Ahora bien, la acepción chorrito menudo que recoge la RAE nos conduce hacia la isla de Cuba, donde se dice que, en el siglo XIX, siendo aún colonia española, los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar acostumbraban a tomar café en sus descansos.
Para prepararlo utilizaban una media, la llenaban de café y le echaban agua. La media servía de colador para filtrar el café, y al chorrito que se decantaba lo llamaban chiringo. Con el tiempo se montaron pequeños quioscos hechos de caña y hojas, donde los campesinos descansaban y se tomaban su café.
“Vamos al chiringuito”, decían. Pues ahí siguen, y ahora desafiando los límites que impone la Ley de Costas. En el caso del litoral canario contamos con algunos singulares referentes.
Los chiringuitos de Canarias
Bollullo Beach (La Orotava, Tenerife).
Este chiringuito, que luce un Solete de la Guía Repsol, se encuentra en «El Bollullo«, una playa de arena negra enclavada en El Rincón, alejada del turismo masivo. Desde sus comienzos ha ido ampliando la carta, donde además de pescado fresco ofrece chocos asados, salpicón de atún, lapas, croquetas de cochino negro, pulpo canario o ensaladilla rusa.
Chiringuito Pirata (El Médano, Tenerife).
También enarbola un Solete. Con la maravillosa silueta de Montaña Roja al fondo ofrece unas vistas de película para disfrutar de la comida, convirtiéndose en un lugar idílico donde desayunar, almorzar o soñar frente a una puesta de sol, mojito en mano. Sirven platos sencillos como ceviche, ensaladas de tomate y queso o salpicón de atún, y también se ha ganado fama por sus míticas frases, reflexiones expuestas en una pizarra que cambian semanalmente.
Mama Nui (Costa del Silencio, Tenerife).
Otro paraje excepcional, en el entorno natural de Montaña Amarilla, que fascina a quienes lo visitan y donde la erosión ha ido modelando pequeñas terrazas naturales en altura. Además de disfrutar del sol y del descanso, y de unas aguas cristalinas, este chiringuito ofrece bañarse por dentro con una variada propuesta de cócteles, destacando el popular mojito.
Kiosko La Zamora (Fuencaliente, La Palma).
Asomado a Playa Chica, este kiosko, que luce un Solete, representa el auténtico paradigma del chiringuito de playa, pero en altura. Su oferta de pescado fresco es una realidad, nada de postizos, acompañada de cerveza o vino, ensaladas y otras delicias. Ideal para comer y a continuación darse un refrescante baño. Desde esta atalaya, los atardeceres son un verdadero espectáculo.
Chiringuito La Rajita (Vallehermoso, La Gomera).
Con un pasado histórico, ubicado en el espacio donde existió una industria conservera, se ha convertido en lugar de veraneo para las gentes del municipio de Vallehermoso. En este negocio familiar se puede degustar desde paella a tapas típicas.Muy cerca cuenta con una zona de baño, ubicada en el antiguo embarcadero de La Rajita.
Kiosko La Maceta (Frontera, El Hierro).
En un maravilloso espacio formado por un conjunto de piscinas naturales se ubica este Kiosko, que durante los meses de verano permanece abierto todos los días ofreciendo un servicio de cafetería (tapas y bebidas) que complementa el baño.
Chiringuito Tropical (Yaiza, Lanzarote).
Otro de los galardonados con un Solete, este local que regenta con sabia mano Luis Benito, maestro arrocero, goza de una excepcional ubicación, a cobijo del Faro de Pechiguera y con una espectacular lámina de aguas turquesas a sus pies, mientras se admira la postal de las islas de Lobos y Fuerteventura. Combina lo tradicional y vanguardista, organizando para este verano cenas gourmet con prestigiosos chefs.
La Cueva (Gáldar, Gran Canaria).
Otro destacado con un Solete. Cuenta con una agradable terraza con vistas a la playa de Sardina, donde ofrecen una amplia variedad de ensaladas y productos de la mar. A destacar la ensalada griega, los calamares y las lapas.
Amigo Camilo (Las Palmas, Gran Canaria).
Situado en la prolongación de la playa de Las Canteras, en La Puntilla, su producto estrella es la variedad de pescados frescos,ensaladas, papas arrugadas y gofio escaldado a gusto del comensal.
La Bahía del Pajar (Arguineguín. Gran Canaria).
Se encuentra ubicado en un entorno excepcional, en primera línea de playa, con espectaculares vistas. Ofrece una carta tradicional marinera, basada en el producto local, con el atún y el pescado fresco como reclamo.
El Boya (Arguineguín, Gran Canaria).
Un chiringuito de toda la vida en el amplio sentido de la palabra. Abierto desde 1952, desde el año pasado luce un Solete. De ambiente familiar y sencillo, la visita a este chiringuito es imprescindible para degustar ricos pescados y otras delicias de la gastronomía canaria.
Casa Pon (Puerto del Rosario, Fuerteventura).
Un pequeño rincón, alejado de todo, en el que se ofrece un espectacular baño en la playa, al tiempo que se disfruta de una tapa de queso majorero o un buen pescado asado con vistas al mar.
La Marea (Puerto del Rosario, Fuerteventura).
A medio camino entre el bar de toda la vida y el chiringuito, este Solete se ubica en primera línea, con muy buenas vistas a la playa. Cerveza fresquita con chipirones. Buen sitio para tomar una copa o unas buenas tapas. Buen precio y buen ambiente. Comida casera.
Café La Ola (Corralejo, Fuerteventura).
Sin ser un chiringuito, la terraza de esta panadería, a pocos metros del mar, se ha ganado un Solete. Tienen bollería alemana y una extensa oferta de bocadillos, junto al espray salado de la mar.
El Chiringuito Snack Bar (Corralejo, Fuerteventura).
Con el Islote de Lobos al fondo, este local se encuentra en primera línea de playa. ofreciendo una cuidada carta de comida y el añadido de sol y mar.
Sunsset Lounge (Corralejo, Fuerteventura).
Es uno de los lugares de moda en la isla majorera, del que los clientes valoran sus deliciosos cócteles, su buen ambiente y la música en directo.
Palmira Snack Bar (Costa Calma, Fuerteventura).
Este chiringuito está situado en el sur de la isla, alzado sobre un pequeño montículo frente al mar y con una terraza sobre el agua. La paella y el pescado fresco figuran entre sus especialidades.
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