José Garavito, director del periódico digital Canariasgourmet!, me ha pedido que colabore escribiendo una columna de unas 700 palabras con periodicidad semanal. Esta de hoy es mi primera entrega.
Confieso que le he dado vueltas y vueltas en mi cabeza sobre el tema que iba a tratar, pero no he conseguido ponerme de acuerdo conmigo mismo. Lo único que tengo claro es que quiero expresarme con verdad y con un toque de sentido de humor e incluso con cierta ironía -no maliciosa- a ser posible, porque quiero divertirme escribiendo y a ser posible divertir a quien se tome el tiempo de leerme en adelante.
Primero pensé escribir mi primer articulo sobre un tema de actualidad, dentro del mundo de la gastronomía obviamente y, enseguida me asaltó la idea de hacer una reflexión seria sobre el tema de las estrellas de la poderosa e influyente Guía Michelin. Pero cuando empecé a escribir, enseguida me di cuenta que el tema me levantaba mucha pasión desde mi verdad, y en este tema mi verdad está alojada en dos partes; una en mi estómago y otra en la zona del cerebro que aloja a la llamada “vergüenza ajena”, así que después de llevar unas 500 palabras escritas, decidí frenar en seco, deje de escribir porque no quería ser tan “negativo” en mi primer articulo, ya que lo que realmente pienso sobre esta guía y sus premios es bastante critico -por ser amable-, y decidí que mejor sería dejar el tema de “las estrellas que estrellan” para más adelante.
Después pensé escribir sobre el tema “Guachinches”, tema bastante candente últimamente, pero… vaya!, me pasó lo mismo que con el tema de las “estrellitas estrelladas” de los neumáticos franceses, es decir si escribo lo que realmente pienso sobre este asunto, pues mi primer articulo va a resultar bastante ácido, y no quiero hacer de mi estreno literario un plato ácido como un “ceviche”, ni picante como el “mojo picón”, ni amargo como el “Aperol” o salado como la piel de las “papas arrugadas”, pero tampoco quiero presentarme dulce y empalagoso cual “huevos mole”.
Uff!…Hago una pausa y sigo pensando…
Ha pasado una hora de pensar y copa y media de espumoso rosado y aun no tengo claro sobre qué tema va a tratar mi primer articulo…
Empiezo a ponerme ansioso y con ganas de comer algo dulce para bajar mi ansiedad y, entonces ataco al chocolate Lind de mi hijo, pobrecito!, me siento fatal por zamparme a escondidas sus preciadas bolitas de chocolate…Prometo que las repondré generosamente!
Durante esta hora que he pasado en modo pensador cual escultura de Rodin, pensé también en tratar el tema de la “ética en la gastronomía”, que en mi opinión es algo que deberíamos abordar los que nos dedicamos al complejo oficio de dar de comer de manera profesional (o no tan profesional) a quienes nos visitan, pero no invitados, sino a cambio de un pago según los precios que nosotros les ponemos, para así poder ganarnos la vida y pagar todos nuestros costes con ello y, qué difícil resulta esto!…Impuestos, SS, nóminas, proveedores, consumos energéticos y de otra índole, etc.
Todo esto tambien me pareció demasiado agrio, cual “vinagre de vino macho”, para mi estreno, así que dejemos la ética y los sufrimientos del negocio para otro dia, digamos para despues de Navidad.
Sigo pensando, y ya llevo hasta aquí más de 600 palabras, y me han pedido una columna de unas 700 palabras, pero sigo sin decidirme…Me pongo otra copa de espumoso…Mmmm!, rico!…y con esta copa ya van tres!. Menos mal que estoy en casa y no tengo que conducir. Me contengo ante el chocolate de mi hijo, pienso en su carita cuando vea el bajón que le he dado a sus reservas y mi conciencia me grita. También pienso en la dieta que tanto me cuesta cumplir disciplinadamente.
Tras tres copas de vino y un montón de bolitas de chocolate…aun sigo sin escribir de un tema en concreto, y a la vez;… he opinado un poco de todo.
Es tarde y, el vino me ha dado sueño, así que me voy a la cama, pero con 700 palabras exactas escritas.
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