POR: Cristian Carrera Villarreal ©Maridaje Latitud «0»
Cocinar es igual a una revolución de locura, pasión, técnica, ciencia y arte, porque aquel que no experimente una sensación de satisfacción a través de lo que hace, simplemente no ama su cocina.
Somos guerreros de chaquetas blancas, de mentes locas que no separan al mundo, sino que lo unen a través de la fusión de sabores, de corazones ansiosos por liderar un cambio en el que se alimente no solo el estómago de la humanidad, sino también su espíritu, porque nuestra arma más letal es el amor que depositamos en cada una de nuestras creaciones, porque en nuestra profesión no hay mejor recompensa que cocinar con nuestra alma para que el recuerdo de cada bocado sea eterno.
Somos guerreros de amor, de sentimientos apasionados que mueven al mundo a través de sueños comestibles que se hacen realidad en el paladar de la humanidad, es por eso que la técnica no nos define en el campo de batalla porque muchas veces somos nosotros los que la definimos para adaptarnos al cambio y eso nos convierte en los más grandes estrategas porque no jugamos con las emociones, pero si las enaltecemos.
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