Oscar Acosta, M.S, PCQI, FSVPQI CPGP, CFSQA, SPCA ZJX Food Safety Consulting President-Puerto Rico Químico, Consultor y Auditor (Seguridad Alimentaria y Calidad)
Se estima que nuestro planeta tiene aproximadamente 4.54 billones de años y los seres humanos como los conocemos entre 200,000 y 300,000 años de existencia. Hoy (siglo XXI), la Tierra se enfrenta a grandes desafíos: cambios ambientales, económicos, sociales, políticos, problemas de salud mundial (síndrome respiratorio, epidemias), entre otros.
Por esto, debemos preguntarnos si hemos aprendido a trabajar juntos para conseguir el bien común (mundial) o si sólo somos individualistas, soberbios, arrogantes, orgullosos con exceso de confianza y otras características negativas que solo nos llevaran a resultados catastróficos.
Los primeros coronavirus fueron descubiertos en aves de corral domésticas en la década de 1930. Estos causaban enfermedades respiratorias, gastrointestinales, hepáticas y neurológicas en animales. Luego de varias décadas (1960) se identificaron en humanos.
A este momento se han detectado siete coronavirus que afectan los humanos; (229E (alfa coronavirus), NL63 (alfa coronavirus), OC43 (beta coronavirus), HKU1 (beta coronavirus), MERS-CoV (el beta coronavirus que causa el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente, o MERS), SARS- El CoV (el beta coronavirus que causa el síndrome respiratorio agudo severo, o SARS) y el SARS-CoV-2 (el nuevo coronavirus que causa la enfermedad del COVID-19).
Síndrome Respiratorio Agudo Severo y más.
Cuatro son endémicos (regularmente encontrado entre personas particulares o en un área determinada) y generalmente causan enfermedades leves, pero los últimos tres tienen el potencial de causar enfermedades mucho más graves e incluso fatales. El SARS-CoV-2 (COVID-19) ha infectado más de 5 millones de personas en más de 200 países hasta la fecha, lo que resulta en más de 300,000 mil muertes, una tasa de mortalidad preocupante.
El primer caso del nuevo coronavirus se informó en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, China. Inicialmente, se pensó que los pacientes infectados con neumonía inducida por el virus pudieron estar relacionados con visitas a mercados de mariscos donde se vendían animales vivos o podrían haber usado animales o pájaros infectados como fuente de alimento.
Sin embargo, nuevas investigaciones revelaron que algunas personas contrajeron la infección incluso sin antecedentes de visitar el mercado de mariscos. Estas observaciones indicaron una capacidad de propagación de humano a humano de este virus, que posteriormente se confirmó en más de 200 países alrededor del mundo.
La propagación del virus de humano a humano ocurre debido al contacto cercano con una persona infectada, expuesta a la tos, estornudos, gotitas respiratorias o aerosoles. Estos aerosoles pueden penetrar en el cuerpo humano (pulmones) por inhalación a través de la nariz o la boca.
En 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) nombró permanentemente al patógeno 2019-nCoV como SARS-CoV-2 y la enfermedad causante como coronavirus 2019 (COVID-2019). El 11 de marzo, la OMS reconoció formalmente el COVID-19 como una pandemia.
Al momento se desconoce el mecanismo preciso de la evolución. Se han propuesto al menos dos escenarios. El primero tiene el virus evolucionando a su patogenicidad actual a través de lo natural en un huésped no humano y moviéndose a los humanos.
Los primeros coronavirus fueron descubiertos en aves de corral domésticas en la década de 1930. Estos causaban enfermedades respiratorias, gastrointestinales, hepáticas y neurológicas en animales. Luego de varias décadas (1960) se identificaron en humanos.
En otro escenario es una versión no patógena del virus moviéndose de un huésped animal a humanos y luego evolucionado dentro de los humanos a su estado patógeno. Actualmente no existe una vacuna para prevenir la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19).
La mejor manera de prevenir la enfermedad es evitar exponerse a este virus. Se cree que el virus se propaga principalmente de persona a persona que están en contacto cercano entre sí (dentro de unos 6 pies) a través de gotas respiratorias producidas cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. Estas gotas pueden caer en la boca o la nariz de las personas que están cerca o posiblemente se inhalen.
Los síntomas varían desde aquellos que no presentan síntomas algunos (asintomáticos), síntomas leves o hasta quienes se enferman gravemente. Estos pueden aparecer de 2 a 14 días después de la exposición al virus. Tos, dificultad para respirar (sentir que le falta el aire), fiebre, escalofríos, dolor muscular, dolor de garganta, pérdida del olfato o el gusto son los síntomas más comunes, entre los menos comunes, se encuentran síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos o diarrea. Tanto los asintomáticos como los sintomáticos pueden propagar el virus.
Las formas más fáciles de evitar el virus es evitar el contacto cercano con personas enfermas, incluso dentro de su hogar y si es posible, mantener 6 pies entre la persona que está enferma y otros miembros del hogar. Otra forma, son las buenas prácticas de higiene, entre ellas la más sencillas, lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón por lo menos por 20 segundos. Si no dispone inmediatamente de agua y jabón, puede usar un desinfectante de manos que contenga al menos un 60 % de alcohol.
A pesar de que el COVID-19 se ha expandido por gran parte del mundo no hay evidencia de que sea una enfermedad transmitida por alimentos ni que estos representen un riesgo para la salud pública. El principal modo de transmisión es de persona a persona, como hemos explicado anteriormente.
El coronavirus puede sobrevivir en las superficies durante varios días, dependiendo de la cantidad de partículas de virus presentes y las condiciones ambientales, como la temperatura y la humedad. A diferencia de las bacterias como Salmonella y E. coli, los virus no pueden crecer y multiplicarse fuera del cuerpo de una persona.
Su objetivo es invadir un huésped vivo, y reproducirse a través de varias vías. Una vez el virus entra en contacto con las superficies inertes, la cantidad de los virus disminuye drásticamente con el tiempo y así el riesgo de infección. El hecho de que el virus sea detectable en una superficie no significa necesariamente que haya suficiente para enfermar a una persona.
Los científicos todavía están trabajando para descubrir cuál es el requerimiento de dosis infecciosa para causar una infección. No obstante, para abordar las preocupaciones de que el virus presente en la piel pueda transferirse al sistema respiratorio (por ejemplo, al tocar la cara) las personas que manipulan los envases, incluidos los consumidores, deben cumplir con la guía de las autoridades de salud local y/o internacional con respecto a las buenas prácticas de higiene.
Como precaución adicional para ayudar a evitar la posible transmisión de COVID-19 a través del contacto con la superficie, se recomienda lavar y desinfectar frecuentemente todas las superficies y utensilios en contacto con alimentos. Los trabajadores del servicio y manufactura de alimentos también deben seguir las buenas prácticas de manufactura y los códigos de alimentos establecido.
Los alimentos son partes esenciales para mantener la vida de los seres humano, debido a esto, los diferentes países del mundo han creado diferentes agencias, entre estas se encuentran: la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (European Food Safety Authority – EFSA), Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA), Administración de Alimentos y Medicamentos de China (CFDA), Normas Alimentarias Internacionales (Codex Alimentarius) entre muchas otras.
Estas agencias a su vez legislan regulaciones, guías, códigos de alimentos entre otros estándares que regulan la seguridad alimentaria. Esas mismas regulaciones rigen el comercio internacional, regional y local, con el objetivo de proteger la salud del consumidor. Al momento se entiende que todas estas agencias, regulaciones y códigos alimenticios son suficiente para evitar el posible contagio del COVID-19 con relación alimentos.
En respuesta a la interrogante inicial, nuestra sociedad en general ha potenciado el individualismo y el regionalismo como mecanismo de desarrollo y poder. Un nuevo mundo debe ser construido, erradicando el individualismo y el regionalismo que son la causa estructural de las crisis que vive la humanidad. Debemos construir una sociedad mundial y reaccionar contra cualquier evento que atente contra la humanidad no importa donde se inicie, esto evitara que se pierdan vidas innecesariamente.
Una vez que se logre un sentimiento de grupo, seremos un ejemplo de vida en el universo, porque habremos aprendido a proteger la vida y construir un nuevo mundo en nuestros hogares, en nuestras comunidades, en nuestras ciudades, en nuestros países, y quien sabe en el futuro en otros planetas. Al final de camino vivimos en un mismo planeta.
Sin Comentarios