El Día Mundial del Atún, cada 2 de mayo, conmemora la relevancia de esta especie, que genera el 20 % del valor de la pesca mundial. España es líder en Europa y uno de los tres primeros exportadores globales
Efeagro
La pandemia ha agitado el comercio mundial del atún -en el que España ocupa uno de los primeros puestos -con un incremento de la demanda de las conservas, dificultades para las flotas y para regular uno de los recursos pesqueros más importantes.
El Día Mundial del Atún, cada 2 de mayo, impulsado por la ONU, conmemora la relevancia de esta especie, que genera el 20 % del valor de la pesca mundial.
España ocupa el tercer puesto entre los principales exportadores de atún (superado por Tailandia y Ecuador) y la primera posición de Europa; en el caso de las conservas asciende al segundo, de acuerdo con los datos de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y de la patronal conservera española Anfaco.
España vende atún rojo a destinos como Japón y, sobre todo, lo exporta en conserva.
Más de siete millones de toneladas de atún y afines se descargan en los puertos de todo el planeta y 96 países participan en su comercialización, que genera anualmente 10.000 millones de dólares (8.230 millones de euros).
Sube la demanda en conserva, baja en fresco
La ONU ha alertado, con motivo de esta conmemoración, de que el atún es “víctima de su éxito nutricional”, pero durante la pandemia la evolución del comercio fue desigual.
La demanda de conservas aumentó a escala global y, en menor medida, la del congelado, beneficiadas por el confinamiento, mientras que el consumo en fresco quedó “paralizado” debido a las restricciones comerciales y a los cierres de la hostelería, según la misma fuente.
Las cifras de Anfaco avalan ese repunte, ya que en 2020 el valor de las exportaciones españolas de transformados de atún superó los 1.119 millones de euros y creció un 3,13 %.
La ONU cifra en el 33 % las poblaciones atuneras explotadas de forma insostenible, si bien en el caso del atún rojo del Mediterráneo, de interés para España, la situación es un ejemplo de éxito ambiental, por su abundancia.
Dentro de las pesquerías de interés comercial, seis atunes corresponden al grupo de “albacora”, como el blanco o bonito del norte; cuatro a las de patudo; cuatro a atún rojo; cinco al “atún claro” o rabil (aleta amarilla), y cinco a listado.
La flota española mantiene la actividad con dificultades
Dentro de la flota atunera española hay que distinguir entre la dedicada al atún rojo del Mediterráneo y Atlántico oriental, y la que faena en el Atlántico, Índico o Pacífico extrayendo atún tropical, principalmente para conserva.
España es el país europeo con más atún rojo extrae en el Atlántico y el Mediterráneo; lo explotan barcos de cerco (industriales), almadrabas, del caladero canario y embarcaciones artesanales del litoral.
Aproximadamente, 2.500 familias viven del atún rojo, según la patronal de armadores Cepesca.
En cuanto a las especies tropicales, los barcos de capital español capturan el 8 % del total mundial, según la Organización española de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac), que engloba a 2.400 tripulantes y proporciona 14.000 empleos indirectos.
Para la flota de cerco, la pandemia sigue condicionando la actividad por los problemas para llevar a cabo las operaciones de relevo de tripulaciones a causa de las restricciones de movilidad, según Opagac.
“A esa circunstancia se añaden las dificultades que estamos encontrando para que las administraciones nacional y autonómicas autoricen su vacunación en cuanto que colectivo esencial”, según han subrayado a Efeagro fuentes de Opagac,
Perjuicios para los caladeros
Otra consecuencia, según los atuneros españoles, es el funcionamiento de las Organizaciones Regionales de Pesca (ORP), con el consiguiente “impacto negativo en el equilibrio de los recursos pesqueros por las dificultades para adoptar medidas de gestión y la relajación del control”.
En este sentido, Opagac ha manifestado su preocupación por el rabil del Índico, en situación delicada por la falta de cumplimiento de las reducciones de captura por parte de algunos países.
Por su parte, el grupo catalán Balfegó, que explota parte de la cuota española de cerco de atún rojo, señala que en el último año se han reforzado medidas de prevención con el fin de conservar el empleo “de circunstancias normales”; la empresa emplea a 250 trabajadores fijos y 260 eventuales.
Fuentes de este grupo, con sede en L´Ametlla de Mar (Tarragona), subrayan a Efeagro que las existencias de atún rojo “prueban” su recuperación y esperan que este año sus barcos corroboren la buena salud de la pesquería cuando empiece la campaña.
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